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martes, 8 de septiembre de 2015

Historia de la Anestesiologia

Clase Nº1

Historia de la anestesiologia

Ya desde la antigüedad, en tiempos de Hipócrates y Galeno se dieron los primeros pasos en la lucha contra el dolor con el uso de las esponjas soporíferas. Este sistema consistía en la combinación de mandrágora, beleño y opio. La mandrágora fue usada por muchos pueblos antiguos, incluso se cree que 200 años antes de Cristo era usada como anodina por los babilonios. El beleño es un narcótico suave, de la familia de la belladona, su representante actual es la escopolamina, la cual se mezclaba con morfina para producir el “sueño crepuscular”. El alcohol no se sabe cómo ni cuándo se descubrió, ni cuándo se comenzó a utilizar como medicamento contra el dolor. El éter y el cloroformo son productos del alcohol. El opio se usó desde la época anterior a Cristo. De hecho la tintura de opio (láudano) mezclada con whisky se usó durante mucho tiempo para preparar al paciente para cirugía. El cáñamo (marihuana), también fue otra arma contra el dolor desde antes de Cristo, y, al parecer, se le ofreció a Éste en la cruz.
Todos estos métodos comenzaron a caer en desuso a partir del siglo XV, debido a la influencia religiosa de la Inquisición. Se hizo una persecución de todas las personas que ejercieran la brujería, la magia negra o rindieran culto al diablo.
Otros métodos, menos elegantes, deben también ser mencionados acá, ya que el hombre en medio de la desesperación por combatir el dolor los usó en más de una ocasión. Uno era apretarle el cuello al paciente hasta que éste perdiera el sentido, produciendo anestesia por hipoxia cerebral; método muy usado en Italia hasta el siglo XVII. También se recurrió a la contusión cerebral, golpeando al paciente en la cabeza con un trozo de madera. Por último se menciona la compresión o sección de raíces nerviosas, muy utilizada para amputaciones, método usado por un cirujano inglés (John Hunter) en el siglo XVIII. Igualmente se ensayó la aplicación del frío como medio de conseguir anestesia.

Realmente la historia de la anestesia como verdadera ciencia en el sentido estricto de la palabra, se inició con los adelantos de la química, especialmente con el descubrimiento de algunos gases en estado puro. En Inglaterra el reverendo Josef Priestley, descubrió el oxígeno en 1771. Un año después, 1772, descubrió el óxido nitroso. Previamente había sido identificado el hidrógeno por Josef Black en 1751. Igualmente interesante fue el descubrimiento del nitrógeno por Daniel Rutherford y el aislamiento del dióxido de carbono por Joseph Black (1782). A raíz de estos descubrimientos se fundó en 1789 el Instituto de Medicina Neumática de Clifton, Inglaterra, dirigido por el doctor Thomas Beddoes. En 1799 se hizo cargo de éste Humpry Davy, con el propósito de investigar con el dióxido de carbono y el óxido nitroso. Describió claramente los efectos del óxido nitroso. El, en 1795 con 17 años de edad lo inhaló, describiendo una sensación de mareo, relajación muscular, audición más aguda y se sintió tan alegre que rió largamente, por lo cual se le denominó “gas hilarante”.
El siguiente evento importante es el aislamiento de la morfina a partir del opio por F.W. Saturner en 1806. En 1807 aparece la anestesia por refrigeración. Años más tarde, en 1824, un médico inglés, Henry Hill Hickmann (1800-30), empezó a experimentar con animales en una campana que contenía gas carbónico y obtuvo anestesia en micos y perros para procedimientos quirúrgicos. Cuando quiso reproducir sus resultados en seres humanos fue desautorizado y desanimado por sus colegas, quienes lo tacharon de loco. Hacia 1842 surge el nombre de un boticario y médico norteamericano, el doctor Crawford W. Long (1815-1878). El doctor Long, haciendo inhalar éter a un amigo suyo quien sufría de dos tumores en la nuca, lo operó exitosamente el 30 de marzo de 1842. Luego el médico E.R. Smilie quien en la primavera de 1844 utilizó con éxito la mezcla de opio y éter para el drenaje de un absceso. Por fin aparecen los nombres de dos grandes hombres que introdujeron un cambio en el rumbo de la historia de la anestesiología. Son ellos los doctores Horace Wells y William Morton.

 En diciembre de 1844 Wells presenció un espectáculo público, en el cual un químico de apellido Colton demostraba los efectos hilarantes que producía la inhalación de óxido nitroso. Por esos mismos días y atraído por la idea de Colton, Wells, bajo el efecto del  óxido nitroso, se hace extraer una pieza dentaria de su colega el doctor Riggs. Wells continuó experimentando con el óxido nitroso en sus pacientes, hasta que es invitado por un cirujano, el profesor Warren, para realizar una demostración en el Hospital General de Massachusetts en Boston. El 15 de enero de 1845 y ante un nutrido público, Horace Wells se dispone a hacer inhalar óxido nitroso a su paciente. Cuando se preparaba para empezar a extraer una muela al paciente, éste comienza a dar gritos desesperados. Horace Wells ha fracasado y es considerado un farsante y mentiroso. Wells se entrega por completo al alcohol, volviéndose luego adicto al éter y se suicida el 21 de enero de 1848 en una cárcel de Nueva York. Luego de la derrota de su colega, Morton empieza a investigar con éter en perros, en sus amigos y en sí mismo. Tuvo la oportunidad de poner a prueba su método con un paciente que acudió a su consultorio por un terrible dolor de muelas. Le hizo inhalar éter y cuando estuvo suficientemente profundo le realizó la extracción sin que esto le produjera dolor. De aquí en adelante se dedicó a diseñar su pequeño aparato de anestesia. Cuando ya estuvo listo le solicitó autorización al profesor Warren para realizar una demostración de su método en el anfiteatro de la escuela de medicina de Harvard. Fijaron la fecha para el 16 de octubre de 1846. El paciente tenía un enorme tumor de la glándula submaxilar que debía ser extirpado. Una vez dormido el paciente (Gilbert Abbott), procedió el doctor Warren a realizar la incisión, fue grande la sorpresa de todos al ver que el paciente no se defendió durante la cirugía y que se pudiera terminar el acto quirúrgico sin que hubiera indicios de dolor. El doctor James Young Simpson, ginecólogo de Edimburgo, supo del descubrimiento de otro compuesto, conocido con el nombre de cloroformo. La reina Victoria aceptó el uso del cloroformo de Simpson en abril 7 de 1853 durante el nacimiento de su 8o. hijo, el príncipe Leopoldo. Fue atendida por James Clark y fue su anestesista John Snow (1813-1857). A este último también se le atribuye el haber descrito los signos clínicos de la profundidad anestésica. 

Fue el doctor Arnoluckhardt de Chicago quien, al enterarse del efecto del etileno sobre los claveles, se interesó en estudiar este gas en animales y más adelante en humanos. El éxito obtenido con el etileno y tal vez movidos por un sentimiento de rivalidad motivó a los doctores Henderson, Lucas y Brown para encontrar un anestésico superior al etileno; de esta forma aparece un gas que ya era conocido por los químicos desde el año 1882 y es el ciclopropano. El descubrimiento del éter divinílico estuvo a cargo del doctor Chncey D. Leake, profesor de farmacología en la Universidad de California; fue empleado en la práctica de la anestesiología aproximadamente en el año de 1931.

Por muchos triunfos que consiga la mente, por muchos dones que enriquezcan la humanidad, no habrá en el transcurso de los siglos una hora más dulce que aquella en que la esperanza, la duda y el temor contemplaron, en medio de profundo silencio, a un cerebro audaz decretar con voluntad casi divina la muerte del dolor. WEIR MITCHELL 1896



ver tambien: http://www.csen.com/historia.pdf

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